lunes, marzo 29, 2010

Me va a volver loco

Loco loco, pero loco loco loco.

Si leyeron los tuits que anduve poniendo estos días habrán notado que ya ando ligeramente obsesionado. Y la cosa va en aumento. El culpable: él; él y su facebook.
Ya yo sabía que esto del facebook era una cosa endemoniada, peligrosa, de esas que llevan a la gente a la perdición, pero no parecía interesarme mucho.

Habíales contado que ya sé su nombre, nombre que conocí al haber encontrado su facebook, y por eso dicho sitio web ya lo tengo agregadito a mis favoritos. No lo he agregado como amigo... no, no me atrevo.... no podría.... no, no, no. Así que solo pretendía darme vueltecitas de vez en cuando para ver su foto y contentarme un poquito la obsesión. Imagínenme ahí todo atontado viendo su foto.




Sí, obsesión. Ridícula. Yo sé. Debería darme pena decirlo, pero pos... es mi blog.

Desde que lo he estado revisando he notado que cambia su foto de perfil muy seguido. A veces la foto solo dura un día, a veces dos, pero no se quedan ahí demasiado tiempo.
Tal circunstancia me hizo pensar que no vería una sola foto mucho tiempo. Me angustió la idea porque vi pasar una, y dos, y tres fotos y como la cuarta era buenísima tomé una decisión obsesivamente arriesgada: empecé a guardar su fotos.

Sí, lo sé. Ando cayendo muy bajo. Pero es que... es que... está bien guapo.... :'(

Y es diseñador... su fotos son interesantes y... y ya puso una sin... sin camisa. Y ayer puso una muy buena... y... y... hoy puso otra sin camisa... y...
...me va a volver loco. :'(

Bueno, ya tengo nuevo vicio: juntar su fotos.

Tal vez debería hacer un album o algo así, para darle algo de utilidad a mi obsesión y a sus fotos ¿no?



miércoles, marzo 17, 2010

Cartitas

¿Se acuerdan de mi acosadora? Sip, esa: la niña aquella que se me pegaba como molusco y me interrogaba, la que me dio una cartita diciéndome que yo le gustaba.

Pues resulta que ya le contesté su cartita hace como 2 semanas.
Recordarán que ella me dio su carta en diciembre y como ya estaban acabando clases pues no la volví a ver en la escuela, y aunque me dejó su teléfono por 'si le quería decir algo' no quise llamarle, ni decirle nada (además ni preguntó nada), había que contestarle de la misma manera.
Y fiel a esa reciprocidad pasó diciembre, pasó enero, pasó febrero y justo cuando ya andaba llegando marzo la vi. Cambié varias materias lo que, supongo, evitó que me encontrara antes, pero nomas' supo localizarme empezó a atocigarme con su presencia. La siguiente semana a la ocasión que nos vimos me esperó afuera de una clase; esperó dos horas hasta que llegaron los 15 minutos de descanso que nos da la maestra y me siguió. Debí haber corrido.

Me preguntó algunas tonterías, me preguntó mi horario completo y ya hasta el final me preguntó que si había leído la carta. "Sí la leí, luego te la contesto. Con carta. Luego que te vea.", insistí en que debía contestar una carta con otra carta. Siguió interrogando y preguntó que si me había enojado el día que me dio la carta, porque como que eso le había parecido. "Naaa", contesté, obviamente mintiendo y me libré de ella porque ya tenía que entrar a mi clase.

Llegó un viernes y la niña esta cayó a mitad de una de mis clases, justo cuando la maestra estaba explicando. La clase es siempre muy libre, cualquiera puede entrar; de hecho, después de la explicación de 10 minutos, tuvimos el resto de la clase para trabajar solos así que no había forma de correrla. Se pegó y quiso hacer conversación, yo la traté de ignorar a intervalos: primero yendo a revisar mi tarea, luego salí a comprar algo a la papelería (corrí para que no me siguiera).
Después de eso no tuve ningún pretexto para salir del salón y ella prosiguió su molesta plática-interrogatorio en la que traté, debido al hastío, ser lo más apático posible. Tal vez lo notó, tal vez se cansó pero después de media hora preguntó por la respuesta a su carta. "Pues te dije que la próxima semana." y me aferré a que le daría la carta allá en la otra clase donde a la salida la encontré.

Y llegó aquel día, un martes, y yo andaba hasta el copete de tarea, me desvelé, dormí 3 horas y ya iba yo tardísimo a la escuela. En tal situación lo que menos me importaba era contestarle su carta, pero tenía que hacerlo por un mínimo de cortesía.

Mi idea original para contestarle era decirle que a mí me gustaban los hombres y bla bla bla... y eso le hubiera contestado si me hubiera dicho las cosas frente a frente. Sin embargo, por la forma en que me estuvo siguiendo y molestando (y luego su cursilería de la carta) me empezó a caer mal. Entonces, ¿Para qué sincerarme con alguien que me cae mal?¿Para qué le digo algo tan importante para mí si ni siquiera es mi amiga? Y es que solo la trataba en clase, era solo una compañera y de las lejanas. Además, el chisme hubiera llegado a oídos de sus amigas tan rápido como yo se lo dijera y yo no tenía ningún interés en que ellas lo supieran.

Debido a esto, le contesté la carta con alguna cosa inventada. Corté un pedacito de papel y mientras iba en el camión escribí algo mas o menos así:

Pues es que no sé que decirte. La verdad que una carta no se me hace la mejor forma de tratar estos temas, pero tú empezaste y te la tengo que contestar.
Pero bueno, te contesto sobre lo que supongo que quieres saber: yo ya tengo alguien a quien querer. Entonces pues no procede nada.
Así que mejor la dejamos así de cuates ¿no?


Algo así fue. No son las palabras exactas pero así de ojete sonaba. La verdad que la sola perspectiva de verla a ella y entregarle esto me fastidiaba y no tuve paciencia para ser más amable.

Llegué tardísimo a la escuela y aunque no pretendía encontrarla, la vi y entonces debía darle la carta. Se la dí. Preguntó que si la podía leer ahora mismo, le dije que como ella gustara, insistió en que yo le dijera si debía leerla ahora, volví a decir que como se le antojara y volvió a fastidiar con que yo le indicara si debía leerla...



Me fastidió por última vez. Como me imaginé que la cosa iba a seguir así un buen rato, me despedí y me fui.

Supongo que la leyó. Supongo que entendió. Ahora solo me saluda desde lejos.

Creo que ya no me va a estar buscando y, aunque me pesa en la conciencia que mi respuesta tal vez fue poco amable, aparte de ser mentira, confieso que me siento aliviado al pensar que ya no me va a estar atocigando.

Y fin. Escucho sus opiniones sobre mi crueldad. :P


Día de realidad

Algunas veces sale el sol y amanezco fantasioso; tal vez sea algo que carguen los rayos de luz entre su alas, algún bicho infeccioso.

Despierto, desde mis sueños, y vuelvo a soñar, esta vez despierto, a ojo abierto. Sueño que me enamoro, que se enamoran de mí, sueño sobre la felicidad, sobre la luz, sobre la paz y tarareo canciones terriblemente melosas. Mi vida parece tan luminosa, tan resuelta.

Y justo al centro de este remolino onírico de luz y corazoncitos flotantes se encuentra el niño que me gusta. De repente lo veo y me gusta más, de repente veo señales, repentinamente iluminan como un faro de luz y me dejo guiar. Me dejo soñar, soñar, soñar.

El sol me puso especialmente imaginativo este día: el gran día podía ser hoy. Pero no, no fue.

De repente se aglutinan las nubes y me curo, me salvo de seguir soñando. Veo la realidad, se van los faros, pero no se ennegrece el cielo sólo se matiza la luz, se difumina. Luz suave para ver el detalle, ni claros ni oscuros.

Bajo la nueva luz sé que nada pasará. Que el remolino de luz no se materializará, será luz y seguramente aparecerá mañana pero mis dedos no lo alcanzarán.

No pasará nada, nada ocurrirá. No hay forma, es improbable. Lo sé. No hay forma en que no lo arruine.

No necesariamente nunca, tal vez ocurra, tal vez pase; es sólo probable, no posible. Me asusta que tal vez quiera hacer una excepción conmigo y no ocurrir; que se nieguen los cálculos, los números probables y decida ser un nunca jamás.

¿Y si me quedo solo el resto de mi vida? Importaría poco si el resto de mi vida concluye en la próxima luna llena, pero ¿Y si vivo más?¿Y si vivo giros y giros de soles, y eclipses y cometas… y solo? Me asusta.



miércoles, marzo 10, 2010

Tu nombre, tu nombre

Según la sabia wikipedia un nombre es:
la designación o denominación verbal (...) que se le da a una persona, animal, cosa o concepto tangible o intangible, concreto o abstracto, para distinguirlo de otros.

...este semestre compartí otras materias con él. Nadie pasa lista bien. No podía averiguar mas que su nombre...

...un día él dijo mi nombre, me pidió mi usb; fue tan fulminante haber escuchado mi nombre en su voz...

...un día conocí su nombre completito...

...y soy obsesivamente feliz repitiendo su nombre y viendo su foto en el facebook...

...tu nombre, tu nombre...

domingo, marzo 07, 2010

Tengo que aprender a sonreír

Era sábado por la tarde, lo recuerdo bien. Salía de mis actividades cotidianas y el hambre hacía estragos en mí. Y fui a tragar... a alimentarme, me refiero. Por azares del destino, el establecimiento de comida al que acudí a saciar mi apetito tenía problemas con su sistema de desagüe. No servía el mugroso baño. Bajo tal situación mi vejiga no podía vaciarse, y además yo le había entrado duro al agüita de jamaica... así, mi mente sólo pensaba en una cosa: baño.

Andaba yo lejos del hogar, por lo que el regreso pronto no era factible y entonces opté por ir a la sacrosanta ciudad universitaria donde sabía podría encontrar un baño gratuito. Y hacia allá me jui.
Llegué primeramente al metro, de donde me dispuse a tomar un legendario pumabus para que me llevara a zonas pobladas con salones de clases y, por ende, baños. No tenía muy claro hacia dónde quería dirigirme, y abordé el primer vehículo que partió. El dichoso transporte me llevó a la zona cultural de aquella universidad y... nunca pude encontrar los malditos baños. Faltaría aclarar que no conozco la zona y que muy probablemente eso haya sido la causa de mi falta de éxito.

Posteriormente, después de vagar entre edificios por una media hora decidí moverme a terreno conocido: hacia las facultades. La ruta más corta, sin regresar hacia el metro, era irme al metrobus y a partir de ese punto proseguir caminando hacia las aulas cercanas.
Desde el metrobus avancé. Sabrán, si son asiduos visitantes de esa estación de transporte público, que para descender en un extremo existe una curiosa rampa en espiral, que parece ser eterna mientras la transitas; en aquel vértigo circular divisé atrás de mí, recorriendo la espiral, a un sujeto de no mal apariencia. Mirámonos por un instante, pero seguí mi camino sin prestar demasiada atención.
Caminé en ruta hacia los baños, en la facultad que yo recordaba más cercana. Malaya sea mi suerte, ya era suficientemente tarde, suficientemente noche como para que las clases ya hubiesen concluido y las aulas hubiesen sido cerradas hace horas. Dejando los baños inaccesibles, por añadidura.

La empresa se complicaba, yo con vejiga llena y estando en terrenos tan vastos parecíame que no lo lograría pero había que intentarlo. Caminé pues hacia más al norte, tal vez en ingeniería o en arquitectura lograría cumplir mi misión evacuativa. Tuve un ligero impulso por voltear hacia atrás y fue entonces cuando divisé, bastante más atrás, al sujeto que había divisado en la descendiente espiral aquella ¿Venía siguiéndome? No lo sabía y no importaba... no importaba, pero empezó a importar a medida que me adentraba en mi ruta hacia el norte pues el derredor empezaba a ponerse extremadamente solitario. El sol ya lanzaba sus últimos brillos.

Recorriendo la zona deportiva miré hacia atrás, aún me seguía. Llegué a ingeniería, aún me seguía. Llegué a la zona de pastito que creo que se llama las islas y aún me seguía. Hasta ese punto ya estaban todas las aulas cerradas, así que no había oportunidad de escapar de él ni de las eminentes ganas de hacer pipí. Ambas amenazas las tuve que afrontar, pero para ser sincero la más angustiante era la de la pipí, al güey ese pues... venía lejos, ni siquiera estaba seguro de que me seguía.


A lo lejos vislumbré la bonita biblioteca central; yacía a lo lejos iluminada, poblada, ruidosa, lo que significaba una cosa: hay baños. Y dirigiendo mis pasos a tal destino, caminé y caminé atravesando salvajes zonas pastos con esculturas posmodernas luminosas, sorteando a las furiosas ardillas, cruzando entre cegadores flashazos de graduados universitarios y llegando al fin a mi destino. Miré hacia atrás por última vez y no vi al que me seguía; supuse lo habrían devorado las ardillas.

Llegué al glorioso baño y ahí... ¡oh, sí!... !oh, Dios!... ¡oh, yeah! A medida que los fluidos fluían, más era el descanso que mi alma obtenía. Misión cumplida.
Tal debió haber sido mi éxtasis en aquel momento que no pude identificar plenamente a alguien que acudía al recinto en el que me encontraba (el baño) en ese momento; se parecía al que me seguía, pero no estaba seguro.
Pero como yo ya hice lo que tenía que hacer, pos salí del baño. Me dió curiosidad, lo aceptó, y esperé afuera de la biblioteca a ver si mi perseguidor seguía en el rumbo. Total, ya estaba en zona segura y esperé sentadito en las escaleras de la entrada principal.

Pasaron los minutos y justo cuando creí que todo había sido ilusión mía, y que el fulano perseguidor jamás nunca existió, él se hizo presente. Salió y me miró. Yo volteé hacia otro lado. Siguió caminando, descendiendo las breves escaleras y me volvió a mirar con una leve sonrisa. Yo también lo miré. En aquellos microsegundos en que las miradas colisionan nunca sé qué hacer y no hice nada... bueno, sí: bajé la mirada y fingí que no había visto nada.

Se alejó, lo veía irse, caminando, a veces volteando hacia mí, pero avanzando, y cuando ya se encontró lo suficientemente lejos pude, por fin, sonreír. Claro ya no tenía ningún sentido pues el güey casi desaparecía en el horizonte.
Quise sonreír, pero no pude. Nunca puedo. Digo, la anécdota no es la mejor, no es que quisiera poder sonreirle a cualquier desconocido que me persigue por 1 hora en un lugar desolado (si es que me seguía, tal vez también buscaba un baño) pero en cualquier otra situación tampoco logro sonreír.
En ese mismo instante me arrepentí de no haberle sonreído. Tonto de mí, pensé. Y aunque ya había pasado bastante tiempo desde su desaparición decidí salir de ahí por la misma ruta por la que él se fue; tal vez aún seguí ahí. Subí unas escaleras, las que están al lado de rectoría, con una ligera esperanza de ver al tipo al alcanzar el último escalón. Pero ya no estaba.

Recorrí todo el lugar con la mirada, y ya no estaba. Se fue. Se esfumó. Ya no había nada que hacer, entonces me fui.

Escribo esto, porque me trauma y porque hoy me pasó algo similar y entonces me acordé que me traumaba.
Hoy, en la mañanita, allá en mi lejano pueblo, me subí a un camión. El camión va en dirección al metro más cercano, abordo, pago y avanzo hasta tomar mi lugar; cual sería mi sorpresa que en el breve pasillo entre la entrada y el lugar un chico me mira. Se me hace extraño, pero la gente luego es extraña, así que tomo como normal que el tipo que me mira sea extraño.

Me siento y me acomodo en mi lugar y, otra vez, vuelvo a notar que el chico me mira. Me mira y pensé, porque me acordé de la historia anterior, que debería sonreirle. Pero... no sé qué chingados traigo que no puedo. Lo miré, me miró, nos miramos, pero voltee la mirada hacia otro lado. Volví a sentir ganas de voltear y me miró, lo miré, nos miramos; igual no pude sonreír, sólo desvíe mi cara hacia otro lado y me ganó la risa; le sonreí pues a la ventana.
No sé si él habrá notado que me reía; tal vez pensó que me burlaba, no sé, pero en lo que sobró de trayecto ya no me miró. Ni cuando bajamos. Y luego se desapareció.

Tal vez pensarán sobre qué clase obsesión insana tengo al querer sonreirle a desconocidos potencialmente peligrosos, pero no, no es eso. Bueno, sí... pero no.
Sucede que soy obviamente un asco para cualquier cosa que incluya ser sociable; en esos términos, soy un reverendo idiota para andar ligando, como claramente ejemplifican estas historias y mi vida en sí. No puedo pasar del nivel Básico 1 y eso, señoras y señores, me trauma.

Por eso, el post, el título y la historia. Tengo que aprender a sonreír (digo, por algo sencillo tengo que empezar, no me pidan que me vaya directo a Lecciones de cama, Nivel avanzado).

P.D. El dibujito lo pongo al rato porque con la tecnología actual solo puedo dibujar algo así:


(Y no es muy ilustrativo que digamos)


P.D.(2) Ya subí el dibujito, lo dibujé a manita y le tomé foto porque de momento es la única tecnología que tengo. Se ve mi dedo,pero me dió flojera borrarlo, ahí se quedará; no creo que eso atente contra mi cuidado anonimato.